Tanto hemos visto sus garras imperiales que nadie en este planeta debería poner su piel como carne de gallina ante las denuncias y los testimonios que Cuba, con pruebas cada vez más irrefutables, pone a la luz pública en los documentales que trasmite por los canales de la Televisión. Empero, la ponemos.
El hombre honesto tiene que estremecerse. Sino, no es. Las pruebas están ahí. Cualquier camino vale, la misión es única: destruir a la Revolución Cubana. No importa si es utilizando a los niños con cáncer, la necesidad de medicamentos, las carencias materiales o las entrañas podridas de personas sin escrúpulos y sin dos dedos de dignidad.Es horrenda esa caperucita turística y corazón de hada madrina, la señora Carmen Vallejo, que aprovecha las golosinas para humillar la pueril inocencia de los chicos y chicas atrapados en una enfermedad incurable, lentamente letal, y hacer acciones subversivas. ¿Cómo puede esta gente de la CIA y de todos los escaños del Gobierno de los Estados Unidos armar tantos simulacros por la vida de la disidencia? ¿ Quién puede creerles que les importa la suerte de las Damas de Blanco, las viudas y las madres de cualquier apátrida? ¡¿Cómo creerles?! Y si no bastara a la paciencia, hay que leer a diestra y siniestra los ataques de Reporteros Sin Fronteras, defendiendo los Derechos Humanos y condenando la “dictadura” que viola los elementales principios de la sociedad cubana.
¿Quién viola a quién? Sucia política. Soportar que llamen “contratistas” a sus agentes subversivos.
Que hablen de organizaciones humanitarias, que vendan tantos disfraces tóxicos y que, al final de las historietas macabras, sean los magnánimos. Los que aplican la justicia, tienen una perfecta democracia y deben ser el patrón de las sociedades presentes y futuras. ¡Le zumba el mango, como dice el viejo Tulio! ¡ Y cómo dan visas y dinero a personas que se confabulan con sus proyectos injerencistas! ¡ Y cómo la niegan a cientos de cubanos que buscan intercambios culturales sanos y a los familiares que quieren ir a ver a su familia! ¿ Y qué decir de lo que hacen con los haitianos y el resto de los latinos en su propio territorio?
Hace muy poco leí – y luego confirmé con un amigo- que el que no domine perfectamente el inglés encontrará cero empleo en Estados Unidos.
Y entonces, sobre Cuba cae la crítica – pólvora de que está dejando sin trabajo a sus asalariados, que el Estado se desatiende las necesidades con el cuentapropismo… Paja, mucha paja, en ojo ajeno y no en el propio.
Existen agentes llamados Gerardo aquí y en el mundo entero. Hombres que a lo largo de la historia saben que el dinero no compra lo que es del César.
Humanos que decorosamente apuestan a juntillas lo que desde pequeña me enseñó mi abuela: el hambre pasa, pero la deshonra no. Y que honrar, honra, es un principio martiano. Para bien, en Cuba, lo primero que aprende un niño es amar a José Martí.
La Edad de Oro no es un simple libro en los estantes.
Es un sentido de viva pertenencia que no están aptos para percibir quienes valen las monedas que erogan con terror en los Estados Unidos.
El águila tiene muy poca tinta en su tintero. Vivir un día tras otro y ya sabremos. En el teatro siempre cae el telón.
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