jueves, 3 de noviembre de 2011

ATaques contra Camila

Lo más insoportable para la derecha es que Camila Vallejo reivindique alto y fuerte su militancia y su escuela comunistas. Les parece inconcebible que tales atributos puedan ser ostentados por una dirigente comunista cuando uno de los ejes de la campaña anticomunista exige que se piense que éstos deben ser seres abyectos.
JUAN CARLOS CARTAGENA / REBELION – El espantajo anticomunista ha sido utilizado por la clase dominante en Chile para emprender toda política destinada a preservar sus privilegios a través de la inoculación, en el subconsciente colectivo, del terror a una llamada doctrina que subvierte el orden, causando “inestabilidad en la región” y presentando un “carácter totalitario y anulador de la persona humana” (1).

Hace ya tiempo que la “clase dirigente” ha comprendido que es menos costoso -en esfuerzo, dinero, sudor y sangre-, controlar las mentes antes de echar mano a una amplia panoplia represiva, para constreñir los pueblos a abandonar las aspiraciones de justicia, de libertad, de independencia, en suma de dignidad.

El anticomunismo ha sido desde principios del siglo XX el principal argumento, el zócalo sobre el cual se ha edificado toda campaña de terror destinada a preservar privilegios.

En Chile la campaña presidencial con fotos adulteradas de tanques rusos delante de la Moneda contribuyó a impedir efectivamente la elección de Allende en 1964 pero no en 1970. Finalmente fueron tanques y aviones de factura norteamericana en 1973 los que destruyeron no solo la Moneda sino que la vida cívica conocida hasta ese momento en el país.

Hoy la derecha está, por decirlo suave, consternada. El país de sueños, que tanto les ha costado construir, está siendo cuestionado por la actual generación de estudiantes a tal punto que se insinúan ya de riesgos de ingobernabilidad o vacío de poder (2).

Una imagen ha surgido entre todas como la figura más visible de este movimiento estudiantil. Se trata de la presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile -la más prestigiosa, importante y antigua de todas les existentes en el país-. Camila Vallejo, militante de las Juventudes Comunistas -y desde su último Congreso, miembro de su Comité Central-, estudiante de la carrera de Geografía, ha demostrado con 23 años, que posee más de una cualidad. Inteligencia, claridad de ideas unidas a un discurso accesible componen un carisma cierto, al que viene a unirse una belleza juvenil que ha logrado como pocas veces sacar de sus casillas a analistas y políticos adversarios no solo de derecha.

Lo más insoportable para ellos es que Camila Vallejo reivindique alto y fuerte su militancia y su escuela comunistas. Les parece inconcebible que tales atributos puedan ser ostentados por una dirigente comunista

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