viernes, 23 de diciembre de 2011

Somos la Droga, la vía norteamericana

Saul Landau.- Los norteamericanos han descendido hasta una cultura de droga legal, mientras que al mismo tiempo retienen la “ilegal” –a un alto precio. Pero el gobierno responde negando la evidencia que producen sus propias agencias.
El pasado mes, un “resumen” del financiamiento de la Oficina de la Política Nacional de Control de la Droga (ONDCP, por sus siglas en inglés) mostró la forma en que la administración Obama ha decidido hacer énfasis nuevamente en su enfoque de hacer cumplir la ley –ningún tratamiento.
Para el año fiscal 2011, Obama asignó $15 mil millones de dólares, más de 3,5 por ciento por encima del año pasado para este capítulo. La asignación para tratamientos apenas aumentó.

Debido a la creencia de la administración en la ley de oferta y demanda –cuando hay demanda, hay oferta– Obama debe haber caído en estupor inducido por droga para continuar financiando la Campaña Nacional en los Medios para la Juventud contra las Drogas. Sesenta y seis millones de dólares va a manos de un llamado zar de las drogas para que supervise la producción y distribución de anuncios (vea un ejemplo en http://www.youtube.com/watch?v=l9B-h_bU-uI). Los anuncios aseguran que fumar mariguana puede llevar a la violación. Pero los anuncios no mencionan el diluvio de comerciales de alcohol en radio y TV que muestran como uno puede conseguirse una nena comprándole una cerveza y alabando las virtudes de sus productos. Pero advierten: “BEBA responsablemente”. Los anuncios no comparan las muertes por conducir ebrio con las muertes por mariguana; o la violación debido al alcohol con la agresión sexual causada por fumar yerba. El alcohol gana por mucho.

Las compañías farmacéuticas derraman su propaganda acerca de las drogas que alteran el comportamiento; algunas más poderosas que la mariguana. ¿Les sorprende? ¿Por qué debe enfrentarse a la realidad la política de drogas de Obama? Es más fácil seguir las prioridades de Bush. La policía, de conjunto con lemas publicitarios, enfrenta un asunto social,

En la realidad norteamericana, decenas de millones utilizan drogas –legales o ilegales– por una variedad de razones. En todo el país han aumentado los niveles de estrés. Gracias a la recesión –que ahora disfruta de su cuarto año– y a la propaganda de las compañías farmacéuticas, los médicos pueden recetar más píldoras sedantes. Hasta el siempre ridículo New York Post relacionó la “blanda economía” con la disminución del deseo sexual. La libido de los hombres, dicen los expertos, se ha ido por el camino del Dow, mientras que la lucha contra el estrés relacionado con la economía, la depresión y la ansiedad alcanzan niveles de récord.

Con el empeoramiento de las desgracias de Wall Street y el temor por la seguridad del empleo, los hombres han abandonado la alcoba y las mujeres reportan una recesión sexual en toda la ciudad.
“La pareja que se acostaba tres o cuatro veces a la semana solo se divierte una vez desde que la economía se aflojó”.
Los “terapistas conyugales” y sexpertos del Post concluyen que la libido de los hombres ha descendido tras la caída de sus ingresos”. (Susannah Cahalan, Stefanie Cohen y Angela Montefinise, 30 de noviembre de 2008.)
De manera más científica, el CDC reportó que el uso de antidepresivos aumento en 400% desde 1988. Y los médicos recetan rutinariamente tales remedios a pacientes que se quejan de sentirse deprimidos. Estas drogas de alteración de la conducta se han convertido en “las más usadas por personas entre 18 y 44 años”, según un informe del CDC. (Janice Lloyd, USA TODAY, 18 de octubre de 20La mayoría de los médicos que recetan sedantes no ven con regularidad a sus pacientes para asegurarse de que no sienten inclinaciones suicidas. Sin embargo, las píldoras que recetan pueden producir cambios drásticos en el comportamiento cuando los pacientes disminuyen, abandonan o aumentan la dosis.



El CDC reportó que más de “Once por ciento de los norteamericanos entre los 12 años y más tomaron antidepresivos durante el período de estudio 2005-2008”. Un total de 12 637 participantes mencionó el uso de medicamentos por receta y el uso de antidepresivos y acerca de síntomas e interacciones con médicos y psiquiatras.
lgunos profesionales de la salud mental en el estudio señalaron que la pérdida del empleo y la ejecución de una hipoteca causan un incremento en el uso de antidepresivos legales por parte de la gente. Hasta los que no son psiquiatras saben que ser despedido lo hacen sentir a uno más bajo que una cucaracha. Pero, ¿por qué las drogas son un remedio para los problemas económicos?
“Estas drogas pueden ser de mucha ayuda para quien las necesita”, dice la psicóloga Elaine Ducharme. “Es normal que alguien se deprima después de un despido” pero, agregó, “no debe recibir tratamiento con medicamentos a no ser que tenga un problema agudo”. (Lloyd, USA TODAY)
La popularidad de los antidepresivos se relaciona también con las campañas publicitarias agresivas de las compañías farmacéuticas que mencionan los beneficios de las drogas. (Ver el video promocional para el Pristiq de Pfizer:

http://www.pristiq.com/pristiq_serotonin_norepinephrine.aspx)

“Hacer marketing,” o promover un producto para obtener ingresos asegurando que satisface una supuesta necesidad humana se ha convertido en el centro ubicuo de la cultura norteamericana. Los mensajes provenientes de todo origen mediático bombardean la mente. La mierda disfrazada de azúcar se vende, el engaño y el fraude se enmascaran como moda. “Usted necesita”, dice el anuncio, la persona más importante del mundo, “comprar algo que mejore su pelo, su piel, sus zapatos, su vida sexual, su auto, su vivienda o pago de hipoteca”.

Esa noción debe hacer que cualquiera se sienta miserable. A las mujeres entre 40 y 59 años les va mucho peor. El artículo de USA TODAY dice que 25% de esas mujeres toman antidepresivos. Más preocupante, una noticia del 25 de octubre en The New York Times reportó que los niños dedican ahora más tiempo que nunca a ver TV –muchos anuncios, pocos libros.

El centro de valor común del país, una razón para unirse con otros, ha pasado a ser ir de compras, ver deportes en TV, cortar el césped ocasionalmente o lavar el auto.

Los políticos afirman que aman al país y apoyan a nuestras tropas. Pero los norteamericanos ven TV y esperan ganar una lotería, en vez de conversar con la familia y amigos. Se asocian indirectamente con personalidades famosas y estrellas de los programas de participación. Peor, confunden los deseos provocados por la publicidad con las necesidades inmediatas.

Algunos de los que ocupan ciudades han usado píldoras para calmar su malestar después de no encontrar empleo o ser despedidos. Ahora usan de manera creativa la energía. También presencian cómo los policías, representantes de un sistema (civilización) decadente de libre empresa los rocían con pimienta y los golpean. ¿¿Dónde está”, preguntan, “el país que Dios bendijo?” ¿O es que el comportamiento de la policía es solo parte de un viaje de LSD de una fracasada política contra las drogas?

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