jueves, 29 de diciembre de 2011

Inmigrantes se suman al movimiento “Ocupemos Wall Street”

El nuevo conducto de manifestación, que en los últimos dos meses se ha multiplicado en cientos de ciudades de Estados Unidos, está comenzando a ser nutrido por inmigrantes legales e indocumentados provenientes de México, Centro y Sudamérica, quienes están encontrando en el movimiento de indignados Ocupemos Wall Street, un vehículo de lucha para reivindicar sus derechos laborales en Estados Unidos. “Los inmigrantes forman parte del 99% de la gente víctima del lucro corporativo y de la carencia de oportunidades”, dijo Virgilio Luzansa, inmigrante colombiano que desde hace tres semanas participa en el movimiento de Ocupa Miami. Este nuevo flujo de indignados está dando al movimiento de Ocupemos Wall Street, además de un crecimiento en número de manifestantes, una expansión de asuntos por los que protestar. Por lo cual, el pasado domingo, en el marco del Día Internacional de Migrante, indignados e inmigrantes se fusionaron en un solo grupo  y marcharon en ciudades como Nueva York, San Francisco y Houston, para demandar un alto a las detenciones y deportaciones masivas realizadas por el gobierno del presidente Barack Obama, detener la construcción de centros privados de detención con fines de lucro y frenar el “robo salarial” mediante el cual los empleadores pagan sueldos por debajo del mínimo y obliga a cubrir horas extras. Saduf Syal, una de las organizadoras de la marcha y asociada al grupo Haz Camino Nueva York, manifestó que la intención de la marcha es quejarse además por las políticas migratorias que destruyen familias cuando alguno de sus miembros es deportado. "Protestamos contra un sistema migratorio que cada vez depende más de las corporaciones para operar, contra el uno por ciento que sólo busca incrementar sus ganancias a costa de los derechos de las personas", afirmó. Bajo el lema “Inmigrantes Ocupan”, el movimiento subrayó el papel de bancos como Wells Fargo, que promueven la construcción de centros de detención privados, que a su vez cabildean para endurecer las políticas migratorias y obtener beneficios financieros. Como ya ha ocurrido en Arizona, Alabama, Georgia, Carolina del Sur y Utah, donde han sido aprobadas duras leyes migratorias que han sido criticadas porque algunos de sus componentes desafían abiertamente la Constitución de Estados Unidos. De acuerdo con datos del gobierno federal, este año fueron deportados más de 400 mil inmigrantes de Estados Unidos, la cifra más alta en la historia de este país.

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